Tú me dirás con arrogancia, como siempre, lo que quieres, como lo quieres, y cuando lo quieres, y yo con humildad, como siempre, te daré otra cosa, en otro momento, y en otro lugar, o simplemente no te daré nada, y al final aprenderás que lo verdaderamente bonito es que te den lo que nunca pides y siempre esperas, sin nisiquiera saberlo ni intuirlo.