domingo, 8 de septiembre de 2013

Aquella noche...

Fue mágica porque te encargaste de que fuera así. Tú sonrisa hizo de telonero para la apertura de una gran noche. Un concierto de caricias, besos y confidencias con la luna como testigo callada. Emociones y sentimientos brotaban de nuestros corazones. Los miedos y las inseguridades quedaron fuera del espectáculo ya que no estaban invitados. La melodía la puso el amor; suave y serena, en la cual nos penetraba en cada poro de nuestra piel sintiéndonos que éramos uno.

La noche iba pasando dejando paso al amanecer. Los invitados se iban marchando..., las estrellas y la luna dejaron paso al sol el cual puso el punto de clausura y la música de nuestros corazones dejaron de sonar.

Para concluir lo que había sido espectáculo perfecto  fue la promesa de saber que habría más noches como esas.


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