Fue mágica porque te encargaste de que fuera así. Tú sonrisa hizo de
telonero para la apertura de una gran noche. Un concierto de caricias, besos y
confidencias con la luna como testigo callada. Emociones y sentimientos
brotaban de nuestros corazones. Los miedos y las inseguridades quedaron fuera
del espectáculo ya que no estaban invitados. La melodía la puso el amor; suave
y serena, en la cual nos penetraba en cada poro de nuestra piel sintiéndonos
que éramos uno.
La noche iba pasando dejando paso al amanecer. Los invitados se iban
marchando..., las estrellas y la luna dejaron paso al sol el cual puso el punto
de clausura y la música de nuestros corazones dejaron de sonar.
Para concluir lo que había sido espectáculo perfecto fue la promesa de
saber que habría más noches como esas.
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