Tarde gris y templada, tras el cristal se veían caer las primeras hojas del otoño. Sentados estábamos en el rincón de aquella cafetería que era de todo menos acogedora, siempre he odiado los sitios con exceso de humo y ruido, donde para pronunciar una palabra tienes que alzar demasiado la voz pero quizás eso era lo que me convenía a mi en ese instante, no pronunciar ni una sola palabra.
Por más que te miraba mis ojos no daban crédito que estuvieras allí frente a mí, el camarero interrumpió ese incomodo silencio para atendernos, me miraste fijamente a los ojos un instante -¿té para ti y café para mí?, salió de tu boca. Hice un gesto de aprobación con la cabeza, porque mi boca aún no articulaba a decir palabra.
Conforme tus palabras empezaron a salir de tu boca mi cabeza se fue yendo de aquel lugar, mi cuerpo inerte y mi corazón se quedaron allí para "escuchar", ¿el que?, ya que la razón no se encontraba, ella hace mucho tiempo que había decido ser libre de tu palabras.
Por un momento aquel lugar me pareció más asfixiante, la razón le tendió la mano al corazón y se marcharon dejándome vacía ante su presencia, ya no hubo más palabras.
6 comentarios:
Espero que al menos el té estuviera calentito y quitara parte del frío.
No sé si es real o ficticio, pero es precioso!.
Feliz finde nena.
Conozco ese sentimiento...y esa cafetería,por suerte pertenecen al pasado
:)
Muy chulo relato.
(por favor,quita lo de verificación de la palabra de los comentarios..¡¡porfa!!)
¿Es experiencia propia o ficticia? Sea lo que sea es un relato muy bien escrito que hace ponerte en situación.
Un besset
P.D. Aunque no te comente tanto como antes te leo siempre, pero el trabajo me tiene muy ocupado... apenas tengo tiempo para mi blog.
Precioso relato.
Besos.
Feliz finde guapa ;)
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